Grandes necesidades ameritan grandes intentos de búsqueda. ¿Has tratado de hacer un hueco en la playa? Mientras más arena sacas, más agua regresa trayendo más arena. Llega el momento que el esfuerzo se hace inútil, no se avanza. La carrera para satisfacer las necesidades emocionales, físicas, y espiritual se hace a veces tan difícil, que se descontinua cualquier esfuerzo y se cae en un estado de insatisfacción perenne.
“Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Juan 6:32-35
En esta declaración de Jesús podemos detectar tres afirmaciones importantes:
- La primera es que, hay que tener hambre.
No hay cosa más desagradable que comer a las fuerzas, sin deseo, sin hambre. Jesús no trata de convencer a sus oyentes que “son hambrientos empedernidos.” Ellos ya lo sabían. Tu y yo también lo sabemos, carecemos de algo, no sabemos que es, pero tenemos hambre. Detente, y piensa, cual es el combustible que te mueve la vida. El hambre es una gran motivadora, te mueve. El problema viene cuando las inclinaciones al mal o el conocimiento limitado conducen hacer decisiones erróneas.
- La segunda afirmación que hace Jesús es que, hay que venir a Él.
Ellos habían venido a Jesús, pero por el motivo equivocado. “el que a mi viene”, dijo. El verbo venir, deja claro que la persona reconoce su necesidad y segundo, que está dispuesto a ser saciado y depender del Pan de vida.
Hay dos clases de panes: el pan terrenal, y el pan celestial. El pan terrenal tiene que ver con todo esfuerzo humano por satisfacer cualquier necesidad humana. Sin embargo, el pan celestial es diferente
- La tercera afirmación de Jesús es que, hay que creer en El.
. Hay que creer en Jesús sin necesidad de más evidencia; la duda puede ser motivo para alejarnos, o para acercarnos. A ver, pensemos. Es mejor creer, buscar, confiar en Dios, aunque haya riesgo de ser desilusionado; a que, por miedo a ser desilusionado nunca tratar a Jesús. El Pan de vida es diferentes a los demás, es único. A medida que calma el hambre, por un lado, la va eliminando por otro lado. Va creando un balance extraordinario. Y al final se descubre que es más fácil de lo que se pensaba y la débil fe se va fortaleciendo a medida que se avanza en la dirección correcta. ¿Cómo se fortalece una fe débil? Caminando en la dirección correcta, no en sentido contrario. Con frecuencia me encuentro con personas que dicen: ‘soy ateo o escéptico porque hay muchas cosas que no puedo entender o que no me hacen sentido.’ A lo que siempre respondo: ‘pues a mi me pasa lo mismo, hay un cumulo de cosas que no entiendo y no tengo todo arreglado intelectualmente, por eso creo.’ Las mismas razones que pueden llevar a una persona a no creer, son las mismas razones que pueden llevar a otra a depositar su fe en Jesucristo.
Jesús da el pan; porque conoce la necesidad, segundo, porque se preocupa y nos ama, y tercero, porque sabe que no podremos avanzar mucho con hambre; no podrás pensar en otra cosa hasta que seas saciado de esa necesidad. ¿Quién puede concentrarse, y pensar en algo cuando tiene hambre? Es muy difícil. Jesús lo sabe, y por eso te ofrece la única oportunidad de ser saciado. ¿Lo crees un poco extremista? Bueno, te animo a que examines como vivieron y murieron los que pretenden dar ‘el pan’ para el hambre humana. Mahoma, Confucio, los grandes pensadores y escritores de Filosofía, Psicología, Salud mental o líderes políticos y militares. Todos ellos son pan fresco del momento, pero después de un tiempo se ponen duro, mohoso y perecedero. Todos ellos juntos, no se pueden comparar con el Pan de Vida.
El Señor nos alimenta; pero eso no es lo más sorprendente. Lo admirable es que Él sea al mismo tiempo el alimento. Y aquí, es donde esta nuestro gran problema, queremos el pan, pero no lo queremos a él. Nos pasa como aquellas personas que lo buscaban por todos lados. Querían ver milagros, o ser saciados en sus necesidades físicas, pero no querían ser obedientes, ni conocer la persona de Cristo. Queremos el beneficio, pero no la cercanía con su persona.
¿Conoces a alguien que solo te busca cuando necesita algo? Nunca se preocupa por saber de ti, como estas, ni una llamada para saludar; pero, tan pronto le pasa algo o necesita algo, ahí ves su número de teléfono en el celular. Se siente feo. Busca a Jesús por lo que es, no solo por lo que puede dar.
Dios todavía provee por las necesidades de su pueblo, desde nuestro pan diario hasta el Pan de Vida que es Cristo, y la comida de su Palabra. Dice la oración modelo: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.’ La provisión de Dios es diaria, porque El desea que le busquemos cada día.
¿Cómo es la búsqueda de una persona hambrienta?