Daniel Casanova

Tengo suficiente fe para darte un poco

Continuamos con nuestra historia del paralitico traído por cuatro.

Dice el relato Bíblico en Marcos 2:1-12 (Traducción en lenguaje actual)

Después de varios días, Jesús regresó al pueblo de Cafarnaúm. Apenas se supo que Jesús estaba en casa, 2 mucha gente fue a verlo. Era tanta la gente que ya no cabía nadie más frente a la entrada. Entonces Jesús comenzó a anunciarles las buenas noticias.

3 De pronto, llegaron a la casa cuatro personas. Llevaban en una camilla a un hombre que nunca había podido caminar. 4 Como había tanta gente, subieron al techo[a] y abrieron un agujero. Por allí bajaron al enfermo en la camilla donde estaba acostado.

5 Cuando Jesús vio la gran confianza que aquellos hombres tenían en él, le dijo al paralítico: «Amigo, te perdono tus pecados.»

6 Al oír lo que Jesús le dijo al paralítico, unos maestros de la Ley que allí estaban pensaron: 7 «¿Cómo se atreve éste a hablar así? ¡Lo que dice es una ofensa contra Dios! Sólo Dios puede perdonar pecados.»

Esta historia muestra la autoridad de Jesús aun para sanar y perdonar los pecados de un hombre enfermo.

Hace unos días vimos dos asuntos interesantes:

Primero: Estos cuatro hombres eran amigos, y se pusieron de acuerdo.

Segundo: Estos cuatro hombres apreciaban tanto al enfermo que persistieron a pesar de los obstáculos que surgieron en la trayectoria hasta llegar a Jesús.

Hoy veamos el tercer punto:

Estos cuatro hombres tenían suficiente fe para prestar un poco al enfermo y para impresionar a Jesús.

Ponga atención al versículo 5: Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.

La fe de ellos porque quizás, el paralitico no tenía mucha; quizás en algún momento el pensaba que todo aquello era inútil, o quizás la incomodidad de ser llevado por cuatro hombres, por las calles, y pensar subirlo al techo le daba miedo. No sabemos como era su estado espiritual y emocional; pero una cosa si es cierta: estos hombres ejercitaron la fe en momentos difíciles.

Hay momentos que tenemos que prestarle la fe a un amigo; es decir, hay que creer por él.

Si los amigos no hubieran tenido fe, no hubieran llevado al paralitico a Jesús.

Si no hubieran tenido mucha fe, se hubieran desanimado tan pronto vieron la casa llena.

Y si no hubieran tenido muchísima fe, no hubieran hecho algo tan loco como romper el techo.

Con la fe no te detiene las barreras; ves la puerta abierta del poder de Jesús.

¿Cómo compartir la fe? ¿Cómo prestar la fe? ¿Cómo creer por otra persona? ¿Cómo interceder?

Hay momentos que a nuestros amigos se le hace difícil creer, y ahí precisamente es cuando  comenzamos a interceder por ellos con mayor intensidad. Estimular a la fe no es cosa fácil. Hay que proyectar confianza y esperanza en momentos que otros dudan y se emergen en la incredulidad. El creyente tiene que cuidar su caminar; para no sucumbir en el pozo de la incredulidad junto con las demás personas que le rodea. Es decir, ser luz en un mundo rodeado por las tinieblas no es fácil.

Jesús vio la fe de ellos.  Jesús reconoció que la acción audaz de aquellos hombres daba evidencia de fe.  Hijo, tus pecados son perdonados.  Jesús no solo sanó, también satisfizo la necesidad más profunda del hombre: la necesidad del perdón de sus pecados.

La vida de un paralítico cambió en este día en Cafarnaúm debido al poder y la gracia de Jesús. Pero no pasemos por alto la pequeña comunidad amiga de este hombre, lo amó profundamente y llegó a extremos notables, incluso un poco de “vandalismo”, romper el techo de una casa para llevarlo a Jesús.

¿Eres parte de un grupo así? ¿Tienes algunos amigos fieles que regularmente te animan espiritualmente? Y lo que es igual de importante, ¿estás en un círculo en el que estás haciendo eso por los demás?

Influencia es la habilidad de tener efecto sobre el carácter, comportamiento y desarrollo de otra persona. Todos tenemos la capacidad de influenciar, ya sea positiva o negativamente a los demás. Tu fe puede influenciar a otros a creer. No descuides tu testimonio; el mundo esta mirando como te comporta para ellos determinar si vale la pena ser cristiano o no. Recuerda, tus hechos hablan mas alto que las palabras. ¿Cómo te comporta frente a la tentación, o a cada obstáculo de la vida? Eso ayudara a otros a acercarse o alejarse de Cristo. Dice un himno cristiano muy antiguo: “Brilla en el sitio donde estes, puedes con tu luz algún perdido rescatar, brilla en el sitio donde estes”. Tu fe puede ser la luz que tus amigos necesitan para llegar a Jesús. Crees y ellos creerán contigo,  de lo contrario, habrá muy poca esperanza para que los enfermos lleguen a Jesús.

¿Es tu fe lo suficiente fuerte para poder compartirla? ¿Podrán los que te rodean ser afectado positivamente por tu fe? ¿Jesús, podrá hoy hacer un milagro en la vida de algún amigo tuyo, con solo ver tu fe? Recuerda, a veces, no solo debes creer por ti, debes creer por otros. Dios honrara la fe que se siente responsable por la sanación de un amigo inconverso.